En abril de 1994 inició el proceso planificado de exterminio de la etnia Tutsi en Ruanda. En el período de tres meses 1 millón de almas fueron masacradas y desmembradas con machetes a lo largo y ancho de este país, esto equivale a la mitad de la población de Caracas. Dos tercios de la población de Ruanda fue desplazada, 2 millones de personas se refugiaron en países vecinos. Las mujeres y los niños fueron los principales objetivos del genocidio para evitar que otra generación de esta etnia volviese a emerger. El mundo observó desde lejos lo que ocurría y no hizo nada. Este es el hecho histórico que más verguenza genera en la comunidad internacional. ¿Cuanto odio es necesario para que esto ocurriera? Mucho. Este odio impulsado desde la prensa y fundamentado en divisiones coloniales y en rencores de la élite política fue el motor que movilizó el genocidio. En Ruanda, nadie entiende bien como sucedió, muchos aún hoy no pueden creer lo sucedido. Es un proceso social traumático que aún


Desayuno, desarmo la carpa,
me hago con la mochila al lomo nuevamente y no espero mucho para tomar un
camioncito que venía de Santa María
(Estado Sucre) y me deja en el terminal de Caripe; camino por el pueblo
en búsqueda de un cajero automático, simplemente diré que fue TERRIBLE, en este
caso fui al Banco Venezuela y al parecer no siempre funcionan todos los
cajeros, la cola que se hace es interminable, y corres con el riesgo (como me
paso a mi) de que después de estar 1 hora y media en la cola, los cajeros se
queden sin efectivo. Ante esta situación, un comercio cercano al banco me
auxilio con efectivo a cambio de pasar mi tarjeta por su punto de venta (y
cobrar su respectiva comisión).
El bus llega al Crucero, me bajo, había un señor exprimiendo en un trapiche la caña de azúcar y vendiendo
guarapo e’ caña, le compro uno y no hay mejor para contrarrestar el solazo que
estaba haciendo, me lo tomo bajo una mata y espero un carro que me lleve hasta
San Antonio de Capayacuar. No espero más de 15 minutos y pasa un carrito por
puesto, que pareciera ser el modo de transportarse más común en esta región. El
camino es muy bonito, puede verse la represa del Guamo y un campo de pinos que
adornan la carretera.
Llegamos a San Antonio y más
rápido que inmediatamente me monto en otro carrito por puesto que iba con
dirección a Cumanacoa (Estado Sucre) pero que me puede dejar en la entrada de
Las Puertas de Miraflores. Me bajo en un cruce, y tuve que caminar como 30
minutos, porque el transporte para llegar al pueblo de Las Puertas de
Miraflores es difícil, hubiese pedido la cola… pero nadie pasaba.
Me meto en varios lugares
para saber si sabían de un lugar en el que pudiese acampar, o si podía acampar
en su jardín, pero todos me decían lo mismo: “más arriba, pregunta por
Pirrino”. Llego al pueblo y desde ya se pueden ver las pequeñas cascadas del
Guarapiche y las pozas que se forman entre las piedras, el río sonaba
espectacular y provocaba darse un baño.


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