En abril de 1994 inició el proceso planificado de exterminio de la etnia Tutsi en Ruanda. En el período de tres meses 1 millón de almas fueron masacradas y desmembradas con machetes a lo largo y ancho de este país, esto equivale a la mitad de la población de Caracas. Dos tercios de la población de Ruanda fue desplazada, 2 millones de personas se refugiaron en países vecinos. Las mujeres y los niños fueron los principales objetivos del genocidio para evitar que otra generación de esta etnia volviese a emerger. El mundo observó desde lejos lo que ocurría y no hizo nada. Este es el hecho histórico que más verguenza genera en la comunidad internacional. ¿Cuanto odio es necesario para que esto ocurriera? Mucho. Este odio impulsado desde la prensa y fundamentado en divisiones coloniales y en rencores de la élite política fue el motor que movilizó el genocidio. En Ruanda, nadie entiende bien como sucedió, muchos aún hoy no pueden creer lo sucedido. Es un proceso social traumático que aún
Uff
esos colores que se alborotan y el olor a madera ya convertida en artesanía tan
rico que impregna el lugar, bajo un sol que te deja encandilao’ pero que se
mejora con un trago de cocuy, nojuegueee esto es un plan maravilloso al
occidente del país. Si no sabes de qué lugar te estoy hablando es porque
probablemente no lo hayas visitado, quien lo visita guarda su recuerdo para
siempre, te hablo de Tintorero.
Tintorero
está ubicado en la vía Barquisimeto-Carora a solo 20 minutos de la capital larense,
en pleno Valle de Quíbor. A penas entras al poblado los colores de sus tejidos
te impresionan y te sorprendes de la c reatividad y esfuerzo que tienen cada uno
de los que laboran los textiles.
De
hecho, el nombre de Tintorero es por la tinta que se usaba para teñir la lana
años atrás, pero con el tiempo este proceso ha quedado en el olvido para darle
paso a los nuevos hilos pabilos industriales.
Quien
inició con todo el trabajo del tejido fue Don Juan Evangelista Torrealba, allá
por el año 1895, fue él quien creo el primer taller de tejido y desarrolló en
el poblado todo este arte que hoy en día es el sustento de muchas familias. A
pesar de que quien inicio todo esto fue Torrealba, a quien más se conoce es al
Señor Sixto Sarmiento, él fue aprendiz de Torrealba desde los 15 años y desde
entonces el movimiento del telar lo enamoró.
En
este increíble lugar los años pasan, pero la tradición permanece intacta. Los
artesanos comienzan su formación desde niños, desde el hogar; su yoyo es un
carrete de hilo y su juguete favorito es
el telar.
La
popularidad de Tintorero ha cruzado las fronteras y la calidad de su artesanía
ya es reconocida en varias partes del Mundo. Todos los años en el mes de Agosto
se realiza la Feria Internacional de Tintorero, que apoya y afianza el trabajo
realizado en Venezuela pero que también exalta las obras de artesanos de
distintos países.
Los
invito a que conozcan este pueblo en el que los telares nunca paran (y que no
lo hagan) y donde los colores de sus hamacas, cobijas, chichorros y su
artesanía en general nunca dejan de brillar.
Comentarios
Publicar un comentario