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Contaminación en el Valle de Quíbor

Eso al fondo es el Valle de Quíbor.

El Valle de Quíbor es una región del estado Lara que goza de tierras bastante fértiles, no en vano es una de las principales regiones productoras de tomate, pimentón y cebolla de Venezuela. Cuenta con una extensión de 46.000 Ha. de las cuales se aprovechan para el cultivo solo 26.000 Ha.

Esta región venezolana presenta escazas precipitaciones anuales y el agua para el consumo y el riego se obtiene por la extracción de pozos subterráneos. Los agricultores de Quíbor le deben a los canarios que se asentaron en estas tierras el conocimiento en técnicas de agricultura y la preservación del agua de lluvias ayudando en la construcción de reservorios. Desde 1971 se espera la finalización de la represa Yacambú que surtirá de agua –si es que algún día se finaliza- al Valle de Quíbor y a Barquisimeto pero ningún gobierno se lo ha tomado en serio, la obra ha sido paralizada en ocasiones por falta de presupuesto e incluso ha sufrido derrumbes.

Ahora bien, las pocas fuentes de aguas que existen en Quíbor y los suelos en general están siendo contaminados por el uso excesivo de agrotóxicos y fertilizantes en las plantaciones, que generan -además de la contaminación ambiental-  la desertificación de los suelos y la perdida de diversidad en las plantas y animales y a su vez representa un importante problema de salud pública.

El Art. 127 de la Constitución Nacional en su segundo párrafo es claro cuando establece que “Es una obligación fundamental del Estado, con la activa participación de la sociedad, garantizar que la población se desenvuelva en un ambiente libre de contaminación, en donde el aire, el agua, el suelo, las costas, el clima, la capa de ozono, las especies vivas, sean especialmente protegidos, de conformidad con la ley”.

Pues bien, a pesar de lo que se establece dentro del marco jurídico venezolano poco es lo que se comenta y las soluciones que se brindan con respecto a la situación en el Valle de Quíbor. Los fertilizantes y agrotóxicos que se han estado utilizando impregnan los alimentos que posteriormente serán consumidos por el ser humano, causando de esta forma un envenenamiento progresivo de la población.

En los últimos años la situación se ha tornado más delicada y han empezado a aparecer las consecuencias de la falta de control de los entes encargados de regular en esta materia. Lara y en especial Quíbor posee la tasa de nacimientos de niños con malformaciones más alta del país.

El actual gobierno responsabilizaba a Agroisleña, pero a más de 5 años de su expropiación la problemática continúa. Las principales afecciones con las que nacen algunos de los niños son: La espina bífida, leucemia e hidrocefalia. A pesar de la gravedad de la situación, poco se ha invertido en estudios medioambientales en esta región; las investigaciones más actualizadas que se han realizado con respecto al tema –disponibles en internet- fueron llevadas a cabo por la Universidad Centro-occidental Lisandro Alvarado (UCLA) entre  los años 2001 y 2004 en los que se estudia el nivel de morbilidad y la presencia de agentes contaminantes en la leche materna.

La medida que actualmente se está aplicando para contrarrestar los efectos es la de realizar un tipo de cultivos protegidos, es decir, en invernaderos, que alejen las plagas de las plantas y que de esta forma se disminuya –no se elimine- la utilización de plaguicidas; pero se hace necesario la utilización de un mejor equipo de protección para los agricultores que siguen teniendo contacto con estos agentes químicos y que representan un foco de contaminación para sus familiares y amigos, además de sistemas de drenaje que eviten que los plaguicidas y fertilizantes usados lleguen a los pozos subterráneos, fuente de agua para la población de Quíbor.

Aquí hay un llamado Urgente al Ejecutivo Nacional y Regional para que se avoquen a la solución de este problema que afecta al Municipio Jiménez y que sus pobladores desean que les sea atendido. 




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