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Sal, Viaja, Conoce.

Regreso de la Perla del Caribe (Año 2008)

Desde niño sentía  la necesidad de conocer lo que había afuera, viajar era algo con lo que soñaba. Mi parte favorita de los periódicos era en la que se hablaba del turismo, se publicaban paquetes de viaje y donde viajeros comentaban sus experiencias en algún destino. Al llegar las vacaciones era yo quien lo planificaba todo. Al conocer el lugar al que iríamos ya estaba yo armando todo un itinerario de lugares que visitar y conocer. Viajaba de muchas formas, en mis sueños y gracias a Google Maps. Cuando visitaba un nuevo lugar ya yo sentía que había estado allí, sentía que yo también había caminado por sus calles. Ya me conocía los sitios que los lugareños recomendaban y había leído toda la información disponible en internet.

A mis padres siempre les gustó que mis hermanos y yo conociésemos nuestro país. Un fin de semana cualquiera podíamos inventarnos un viaje a Cumaná y una vez allá, nos íbamos a la playa o al mercado municipal, en la noche nos íbamos a la Av. Perimetral donde la brisa de mar nos impregnaba con su olor, una visita obligada era al Castillo San Antonio de la Eminencia y a lo mejor pasábamos de largo hasta Carúpano, Cariaco o Santa María.

Un Yo del año 2010 en el Páramo merideño

En la catedral de Pregonero (año 2008)
Creo que el mejor viaje fue el que hicimos a los Andes Merideños, aunque nos perdimos y llegamos a Trujillo. Podíamos estar de repente en San Carlos y de pronto estábamos en Abejales, incluso una vez llegamos hasta Pregonero, un pueblo en lo alto del Táchira, cuya carretera es no apta para cardíacos. Una vez salimos a Santa María de Cariaco y terminamos viendo la salida de los Guácharos en Caripe, unos viajes acontecidos que para mí eran los mejores. 

Viajar no es de ricos, sino de curiosos. Ahora viajo solo y de mochilero, con mis planes y mis mapas rayados, con mi curiosidad, con mi necesidad por descubrir y con una sed de conocimiento de la que me siento orgulloso.  Al principio no es fácil salir de la zona de confort, y mucho menos a estar en un lugar distinto cada semana sin un plan fijo, pero después se le agarra el gusto y no has regresado de tu viaje cuando ya estás pensando en el próximo destino.

Atrévete a viajar, a descubrir y a conocer historias como la de las empanaderas en Yaguaracual o la de la Laguna de los Mártires, a disfrutar de un galerón en honor a la virgen en el Valle del Espíritu Santo  o de un joropo en Tinaquillo. Conoce primero tu país porque recuerda que somos embajadores de nuestra propia cultura y a donde quiera que vayas puedas hablar con propiedad sobre tu tierra y decir con orgullo que la amas, porque ¿cómo puedes amar algo que no conoces y con lo que no te identificas?

Un Yo actual que viaja de otra manera.

Lo importante es moverte, no importa cómo. Yo lo hago de mochilero porque me permite un contacto más directo con la realidad de  los lugares que visito, pero existen tantas formas de viajar y planes para hacer como gustos. Muchas maravillas aguardan afuera esperando por alguien que las conozca y le cuente a sus amigos y familiares que dicho lugar existe. No permitas que la monotonía te consuma, VIAJA! 

Viendo el amanecer en alguna playa de Venezuela. 

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