Por primera vez en 25 años pareciera ser que mi país, Venezuela, tiene una oportunidad real de lograr un cambio de gobierno por la vía democrática del voto. Sin embargo, intento no emocionarme y mantener mi esperanza al mínimo. La desesperanza aprendida y la indefensa adquirida ya son parte de mi mecanismo de defensa para enfrentar la realidad de mi país. Hemos pasado demasiadas cosas en los últimos años. No quiero ilusionarme en vano. En mi país, tenemos una relación complicada con las elecciones. Conscientemente, unos días antes de las elecciones me abastecí de alimento, porque uno nunca sabe qué pueda ocurrir, y si algo ocurre lo mejor es que te agarre con alimento en casa. En Catia, el barrio donde vivo, se escucha “compren velas, por si acaso”. Todo parece estar normal, sin embargo, tengo una semana que no logro dormir más de 4 horas en la noche. La ansiedad toma mi cuerpo y trato de poner en práctica todas las herramientas que conozco para gestionarla. Un dolor de cabeza aparec
Regreso de la Perla del Caribe (Año 2008) |
Desde
niño sentía la necesidad de conocer lo
que había afuera, viajar era algo con lo que soñaba. Mi parte favorita de los
periódicos era en la que se hablaba del turismo, se publicaban paquetes de
viaje y donde viajeros comentaban sus experiencias en algún destino. Al llegar
las vacaciones era yo quien lo planificaba todo. Al conocer el lugar al que
iríamos ya estaba yo armando todo un itinerario de lugares que visitar y
conocer. Viajaba de muchas formas, en mis sueños y gracias a Google Maps.
Cuando visitaba un nuevo lugar ya yo sentía que había estado allí, sentía que
yo también había caminado por sus calles. Ya me conocía los sitios que los
lugareños recomendaban y había leído toda la información disponible en
internet.
A
mis padres siempre les gustó que mis hermanos y yo conociésemos nuestro país.
Un fin de semana cualquiera podíamos inventarnos un viaje a Cumaná y una vez
allá, nos íbamos a la playa o al mercado municipal, en la noche nos íbamos a la
Av. Perimetral donde la brisa de mar nos impregnaba con su olor, una visita
obligada era al Castillo San Antonio de la Eminencia y a lo mejor pasábamos de
largo hasta Carúpano, Cariaco o Santa María.
Un Yo del año 2010 en el Páramo merideño |
En la catedral de Pregonero (año 2008) |
Creo
que el mejor viaje fue el que hicimos a los Andes Merideños, aunque nos
perdimos y llegamos a Trujillo. Podíamos estar de repente en San Carlos y de
pronto estábamos en Abejales, incluso una vez llegamos hasta Pregonero, un
pueblo en lo alto del Táchira, cuya carretera es no apta para cardíacos. Una
vez salimos a Santa María de Cariaco y terminamos viendo la salida de los
Guácharos en Caripe, unos viajes acontecidos que para mí eran los mejores.
Viajar
no es de ricos, sino de curiosos. Ahora viajo solo y de mochilero, con mis
planes y mis mapas rayados, con mi curiosidad, con mi necesidad por descubrir y
con una sed de conocimiento de la que me siento orgulloso. Al principio no es fácil salir de la zona de
confort, y mucho menos a estar en un lugar distinto cada semana sin un plan
fijo, pero después se le agarra el gusto y no has regresado de tu viaje cuando
ya estás pensando en el próximo destino.
Atrévete
a viajar, a descubrir y a conocer historias como la de las empanaderas en
Yaguaracual o la de la Laguna de los Mártires, a disfrutar de un galerón en
honor a la virgen en el Valle del Espíritu Santo o de un joropo en Tinaquillo. Conoce primero
tu país porque recuerda que somos embajadores de nuestra propia cultura y a
donde quiera que vayas puedas hablar con propiedad sobre tu tierra y decir con
orgullo que la amas, porque ¿cómo puedes amar algo que no conoces y con lo que
no te identificas?
Un Yo actual que viaja de otra manera. |
Lo
importante es moverte, no importa cómo. Yo lo hago de mochilero porque me
permite un contacto más directo con la realidad de los lugares que visito, pero existen tantas
formas de viajar y planes para hacer como gustos. Muchas maravillas aguardan
afuera esperando por alguien que las conozca y le cuente a sus amigos y
familiares que dicho lugar existe. No permitas que la monotonía te consuma,
VIAJA!
Viendo el amanecer en alguna playa de Venezuela. |
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