Por primera vez en 25 años pareciera ser que mi país, Venezuela, tiene una oportunidad real de lograr un cambio de gobierno por la vía democrática del voto. Sin embargo, intento no emocionarme y mantener mi esperanza al mínimo. La desesperanza aprendida y la indefensa adquirida ya son parte de mi mecanismo de defensa para enfrentar la realidad de mi país. Hemos pasado demasiadas cosas en los últimos años. No quiero ilusionarme en vano. En mi país, tenemos una relación complicada con las elecciones. Conscientemente, unos días antes de las elecciones me abastecí de alimento, porque uno nunca sabe qué pueda ocurrir, y si algo ocurre lo mejor es que te agarre con alimento en casa. En Catia, el barrio donde vivo, se escucha “compren velas, por si acaso”. Todo parece estar normal, sin embargo, tengo una semana que no logro dormir más de 4 horas en la noche. La ansiedad toma mi cuerpo y trato de poner en práctica todas las herramientas que conozco para gestionarla. Un dolor de cabe...
Foto tomada de: www.hoyvenezuela.info |
Los
terminales aéreos y terrestres están siempre llenos de turistas y viajeros pero
es también el lugar en el que abundan rateros, carteristas y tramposos que se
quieren aprovechar –y que en ocasiones lo hacen- de los viajeros. “Carora,
Barquisimeto…Valencia, Maracay…Maracaibo, Cabimas”, generalmente estas ofertas
con las que te bombardean apenas vas llegando al terminal de La Bandera en
Caracas son para viajes en carro exprés y los costes son elevados.
Cuando
logras pasar la muchedumbre –que también intenta subir sin tropezar con nadie-
por la rampa mientras te ofrecen taxis y moto-taxis, otro montón de gente te
pregunta para dónde vas y te ofrece pasajes en autobús casi para cualquier lado
del país. No importa que esa persona vista con la ropa de la línea de autobuses
¡No les compres!
Si
te acercas a estas personas y te ven apurado en comprar el pasaje y además es
fin de semana un pasaje para Maracaibo, por ejemplo, puede pasar de costar
1.000 Bs en la taquilla a 1.700 Bs (Precios Noviembre 2015). No te quisieras
ver en la situación de ser estafado por estas personas.
foto tomada de www.desdelaplaza.com |
Estas
personas son enviadas por la misma línea a ofrecer los pasajes para poder
llenar los puestos en el autobús. Aquí todo se presta para la corrupción. Lo
que hacen es cobrarte hasta el 70% adicional que se quedan ellos y entregan a
la línea lo que vale realmente el pasaje.
No
sigamos colaborando con la corrupción en Venezuela ni en ninguna otra parte del
mundo. Acércate directamente a la taquilla y compra personalmente tu pasaje, ahorras
dinero y evitas que te estafen.
Podría
decirte que lo mejor que puedes hacer es comprar el pasaje con antelación, pero
en Venezuela esto no aplica. Son pocas las líneas de viajes terrestres las que
ofrecen comprar el pasaje días antes del viaje. Generalmente te venden el
pasaje el mismo día. Incluso puedes llegar a ni siquiera comprar un pasaje
formalmente, por ejemplo: para hacer la ruta Caracas-Valencia o Caracas-Maracay
esperas que llegue la camioneta al terminal, te montas y cuando va en carretera
el colector te cobra un monto estipulado.
La
red de transporte en Venezuela es medianamente buena, pero en definitiva el
sistema de comprar un boleto de viaje y la infraestructura de los terminales es
algo que se debe mejorar grandemente. La desorganización, la suciedad, el
comercio ilegal y la viveza reinan en los pasillos de cualquier terminal
venezolano.
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