Por primera vez en 25 años pareciera ser que mi país, Venezuela, tiene una oportunidad real de lograr un cambio de gobierno por la vía democrática del voto. Sin embargo, intento no emocionarme y mantener mi esperanza al mínimo. La desesperanza aprendida y la indefensa adquirida ya son parte de mi mecanismo de defensa para enfrentar la realidad de mi país. Hemos pasado demasiadas cosas en los últimos años. No quiero ilusionarme en vano. En mi país, tenemos una relación complicada con las elecciones. Conscientemente, unos días antes de las elecciones me abastecí de alimento, porque uno nunca sabe qué pueda ocurrir, y si algo ocurre lo mejor es que te agarre con alimento en casa. En Catia, el barrio donde vivo, se escucha “compren velas, por si acaso”. Todo parece estar normal, sin embargo, tengo una semana que no logro dormir más de 4 horas en la noche. La ansiedad toma mi cuerpo y trato de poner en práctica todas las herramientas que conozco para gestionarla. Un dolor de cabeza aparec
Cristo de la Salud con la Catedral de Zaraza al fondo y un pueblo que lo acompaña. (Foto Cortesía de Os Lz Cm) |
Esta
tradición se remonta al año 1857 cuando el pueblo zaraceño y el país entero
estaba sufriendo la epidemia de Vómito Negro. Según los relatos, una niña de
nombre Carmen Díaz dijo haber soñado con una procesión de personas padeciendo
la enfermedad del escorbuto llevando sobre sus hombros la imagen del cristo
crucificado, mientras comían un fruto amarillo y milagrosamente empezaban a
sentirse mejor. Tiempo más tarde un hombre que padecía la enfermedad recordó el
sueño de la niña y tomó el jugo de un limón y pronto comenzó a mejorar su
salud.
Comprometido
a cumplir el sueño de la niña –quien murió por la enfermedad- se decidió a
sacar la imagen del Cristo crucificado cada 1° de enero desde entonces. La
imagen data del siglo XVII y fue llevada al pueblo por el Padre Pedro José
Miserol desde Caracas.
La
procesión se ha convertido en una tradición del pueblo de Zaraza y una de las
festividades religiosas más bellas de todo el Estado Guárico. Además de orar y
cantar alabanzas, la procesión se convierte en el momento para compartir con
los vecinos y con todas las amistades y desearles un “¡Feliz Año!” entre
abrazos y risas.
Aquí
se comienza el año con esperanza, alegría y mucha pero mucha Fe.
¡Un
increíble año nuevo para todos!
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