Cuando llegué a Venezuela desde Nepal, lo hice estando bastante enfermo. Mi estadía en Nepal me había activado varios virus que desconocía hasta ese momento. Estuve en varias consultas médicas con distintas especialidades tratando de buscar un diagnóstico, y con cada uno de los médicos que visitaba se abría una nueva historia clínica, que implica en primer lugar la búsqueda de antecedentes de cualquier tipo de patología. Todo iba bien con los antecedentes maternos, tenía toda la información que me solicitaban: antecedentes de diabetes, hipertensión, cáncer, etc. Pero cuando implicaba dar información sobre mi papá, solo se oía el silencio. A ver, conozco a mi papá, crecí con él, tengo la fortuna de tenerlo aún conmigo, tiene más de 35 años de casado con mi mamá, somos cercanos, pero él siempre ha sido un hombre sano, o al menos eso creemos todos. A mi papá no le gustan los hospitales ni nada de lo que tenga que ver con chequeos médicos, de mi papá desconozco hasta el tipo de sangre. Ad
Entre un Zumba que Zumba o un Guayacán, carne en vara, gente, risas, bailes y licor -mucho licor- se disfruta una Parranda en el Llano Venezolano. Una alegría desbordante típica del llanero impregna el lugar y una carne en vara se cocina aderezada solo con sal. Cuando la cerveza y el licor empiezan a hacer de las suyas comienzan a salir los copleros y vegueros a demostrar con cantos de qué está hecho el llano.
Las
parrandas comienzan generalmente cuando se acerca el mediodía y se extienden
hasta la media noche o incluso hasta el siguiente día. Para que empiece la parranda lo más importante
es la cerveza y la música. Un cuatro o una bandola son infaltables. Estos
instrumentos no paran de sonar en ningún momento y la parranda se pone más
emocionante cuando comienza el contrapunteo.
La improvisación es el talento que sale a relucir durante el contrapunteo
donde cantan sus problemas y los resuelven de una manera jocosa.
Un ejemplo de contrapunteo
![]() |
Junto a un coplero en los llanos guariqueños |
No
queda más que agradecer a nuestro gran y fuerte
mestizaje que han derivado en una cultura tan rica y variada como la
venezolana. Estas tradiciones llaneras valen la pena vivirla, al menos en una
ocasión. ¡Que sabrosa es una parranda llanera! ¡Que viva el llano venezolano!
PD: Me disculpo por haber abandonado el blog durante las ultimas 3 semanas, pero me tomé unas vacaciones navideñas. No queda mas que desearles que tengan todos un increíble Año 2016 y a seguir pateando país. Ya vuelvo a publicar entradas como antes, cada miércoles (como hoy) y sábado.
Comentarios
Publicar un comentario