En abril de 1994 inició el proceso planificado de exterminio de la etnia Tutsi en Ruanda. En el período de tres meses 1 millón de almas fueron masacradas y desmembradas con machetes a lo largo y ancho de este país, esto equivale a la mitad de la población de Caracas. Dos tercios de la población de Ruanda fue desplazada, 2 millones de personas se refugiaron en países vecinos. Las mujeres y los niños fueron los principales objetivos del genocidio para evitar que otra generación de esta etnia volviese a emerger. El mundo observó desde lejos lo que ocurría y no hizo nada. Este es el hecho histórico que más verguenza genera en la comunidad internacional. ¿Cuanto odio es necesario para que esto ocurriera? Mucho. Este odio impulsado desde la prensa y fundamentado en divisiones coloniales y en rencores de la élite política fue el motor que movilizó el genocidio. En Ruanda, nadie entiende bien como sucedió, muchos aún hoy no pueden creer lo sucedido. Es un proceso social traumático que aún
Entre un Zumba que Zumba o un Guayacán, carne en vara, gente, risas, bailes y licor -mucho licor- se disfruta una Parranda en el Llano Venezolano. Una alegría desbordante típica del llanero impregna el lugar y una carne en vara se cocina aderezada solo con sal. Cuando la cerveza y el licor empiezan a hacer de las suyas comienzan a salir los copleros y vegueros a demostrar con cantos de qué está hecho el llano.
Las
parrandas comienzan generalmente cuando se acerca el mediodía y se extienden
hasta la media noche o incluso hasta el siguiente día. Para que empiece la parranda lo más importante
es la cerveza y la música. Un cuatro o una bandola son infaltables. Estos
instrumentos no paran de sonar en ningún momento y la parranda se pone más
emocionante cuando comienza el contrapunteo.
La improvisación es el talento que sale a relucir durante el contrapunteo
donde cantan sus problemas y los resuelven de una manera jocosa.
Un ejemplo de contrapunteo
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Junto a un coplero en los llanos guariqueños |
No
queda más que agradecer a nuestro gran y fuerte
mestizaje que han derivado en una cultura tan rica y variada como la
venezolana. Estas tradiciones llaneras valen la pena vivirla, al menos en una
ocasión. ¡Que sabrosa es una parranda llanera! ¡Que viva el llano venezolano!
PD: Me disculpo por haber abandonado el blog durante las ultimas 3 semanas, pero me tomé unas vacaciones navideñas. No queda mas que desearles que tengan todos un increíble Año 2016 y a seguir pateando país. Ya vuelvo a publicar entradas como antes, cada miércoles (como hoy) y sábado.
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