Cuando llegué a Caracas, desde mi pueblo original de residencia, en Septiembre de 2014, la Capital de Venezuela se encontraba recuperando de una jornada intensa de protestas que habían ocurrido a inicios de año. Para el momento en que llegué a Caracas reinaba una especie de normalidad, y posiciones encontradas sobre la justificación de las protestas. Para ese momento, algunos alimentos empezaron a escasear pero nadie imaginó lo que vendría luego. Mi primera semana de clase en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela en Diciembre de ese año también fue un poco intensa. La universidad se preparaba para elecciones de representantes estudiantiles tanto a nivel federativo como a nivel de facultades y escuelas. Esa primera semana de clases, algunas clases se interrumpían cuando ingresaba algún candidato al salón con autorización del profesor de turno para darnos su discurso y motivar el voto a su favor. En el primer semestre de la carrera no entie
Fue
en 2010 cuando visité Mucuchíes. La Iglesia de Piedra la encuentras en medio de
un camino que se bifurca. Puedo recordar
la humedad en las piedras, el humo que salía de una casa al fondo, una señora
que vendía el “calentaíto” y a unos campesinos que descansaban junto a su burro
de carga justo frente a la iglesia.

La
devoción religiosa los unió aún más. Ambos construyeron el Patrimonio Nacional
de El Tisure. Ella hacía los hilos de lana, el los tejía y juntos creaban. Un
par de andinos que se querían. Él se fue primero, luego partió ella. Él no se
llamó Shah, ella menos Muntaz, su mausoleo no es de mármol, pero su historia de
amor es recordada en cada casa de Mucuchíes.
Son
visitados cada año por cientos de turistas que no saben quiénes fueron, no
importa, ellos nunca trabajaron para el reconocimiento público. En el Mausoleo
del Amor Venezolano descansan, Juan Sanchéz y Epifanía Gil.
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