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El Mausoleo del Amor Venezolano.


Fue en 2010 cuando visité Mucuchíes. La Iglesia de Piedra la encuentras en medio de un camino que se bifurca.  Puedo recordar la humedad en las piedras, el humo que salía de una casa al fondo, una señora que vendía el “calentaíto” y a unos campesinos que descansaban junto a su burro de carga justo frente a la iglesia.

Es sencilla, pero tiene esfuerzo. Es humilde, pero quien la construyó tenía ingenio. Su constructor está enterrado aquí junto a su esposa. Este hombre era un viajero, un visionario, un hijo ilustre de su tierra. La amaba, sí que la amaba. Fue más de 50 años de amor. Ella era la gran mujer, que dicen, está detrás de cada gran hombre.

La devoción religiosa los unió aún más. Ambos construyeron el Patrimonio Nacional de El Tisure. Ella hacía los hilos de lana, el los tejía y juntos creaban. Un par de andinos que se querían. Él se fue primero, luego partió ella. Él no se llamó Shah, ella menos Muntaz, su mausoleo no es de mármol, pero su historia de amor es recordada en cada casa de Mucuchíes.



Son visitados cada año por cientos de turistas que no saben quiénes fueron, no importa, ellos nunca trabajaron para el reconocimiento público. En el Mausoleo del Amor Venezolano descansan, Juan Sanchéz y Epifanía Gil. 




Los Campesinos de la historia

La casa de la historia 





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