Cuando llegué a Caracas, desde mi pueblo original de residencia, en Septiembre de 2014, la Capital de Venezuela se encontraba recuperando de una jornada intensa de protestas que habían ocurrido a inicios de año. Para el momento en que llegué a Caracas reinaba una especie de normalidad, y posiciones encontradas sobre la justificación de las protestas. Para ese momento, algunos alimentos empezaron a escasear pero nadie imaginó lo que vendría luego. Mi primera semana de clase en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela en Diciembre de ese año también fue un poco intensa. La universidad se preparaba para elecciones de representantes estudiantiles tanto a nivel federativo como a nivel de facultades y escuelas. Esa primera semana de clases, algunas clases se interrumpían cuando ingresaba algún candidato al salón con autorización del profesor de turno para darnos su discurso y motivar el voto a su favor. En el primer semestre de la carrera no entie
Escondido entre la niebla de las montañas, en lo alto, se
encuentra el pueblo de Los Aleros. Este parque fue inaugurado en 1984 por
Alexis Montilla. Pero, Los Aleros es mucho más que un parque, es viajar en el
tiempo y remontarnos a la época del General Gómez, es
vivir el ayer y observar por referencias como intentó plantarse el progreso a
pesar de la decadencia, pero también es vivir las historias de miedo que
encierran los pueblos merideños.
Sólo puedes llegar con los típicos autobuses
que te recogen en la carretera. El camino es empinado y verde, muy verde. Una
inmensa laguna te recibe y luego empiezas a sellar tu pasaporte al pasado. Es
una aventura ver quien se adentra primero al interior de las casas embrujadas,
sobre todo cuando escuchas todos los gritos que provienen del interior.
Si lo primero que haces es ir “en Búsqueda del Entierro” deberás pasar por
muchos obstáculos si es que quieres conseguir las morocotas.
Caminar por las calles de piedras, subir
escaleras, bajar por el tobogán, tomarte una foto con Juan Vicente Gómez y
escuchar la radio de antaño son solo algunas de las cosas disponibles para
hacer en Los Aleros.
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