Por primera vez en 25 años pareciera ser que mi país, Venezuela, tiene una oportunidad real de lograr un cambio de gobierno por la vía democrática del voto. Sin embargo, intento no emocionarme y mantener mi esperanza al mínimo. La desesperanza aprendida y la indefensa adquirida ya son parte de mi mecanismo de defensa para enfrentar la realidad de mi país. Hemos pasado demasiadas cosas en los últimos años. No quiero ilusionarme en vano. En mi país, tenemos una relación complicada con las elecciones. Conscientemente, unos días antes de las elecciones me abastecí de alimento, porque uno nunca sabe qué pueda ocurrir, y si algo ocurre lo mejor es que te agarre con alimento en casa. En Catia, el barrio donde vivo, se escucha “compren velas, por si acaso”. Todo parece estar normal, sin embargo, tengo una semana que no logro dormir más de 4 horas en la noche. La ansiedad toma mi cuerpo y trato de poner en práctica todas las herramientas que conozco para gestionarla. Un dolor de cabeza aparec
En Mayo gané una beca para hacer estudios de verano sobre Historia y Gobierno en Estados Unidos. Estuve fuera de mi país -Venezuela- durante el mes de Julio y parte de Agosto. Llegar allá fue un colapso mental, una realidad que era muy abstracta no solo para mi sino también para los otros 5 venezolanos que viajaban conmigo como parte de esta beca.
En Estados Unidos, un programa intensivo de estudios ocupaba cada uno de mis días, los primeros días fueron terribles mientras adecuaba mi cuerpo a un nuevo horario -el jetlag le dicen-. Los últimos días fueron aún más agotadores, un solo pensamiento ocupaba mi mente "Quiero volver a casa". Había dejado proyectos inconclusos y un semestre a medias para irme a Estados Unidos, así que muchos pendientes me esperaban en Venezuela. Pero mi estadía en Estados Unidos me permitió tener la certeza de lo que quería lograr a partir de allí, me permitió conocer mi foco y entender muchas cosas que hasta entonces eran inentendibles para mí. Esa sin lugar a dudas ha sido una experiencia incomparable que no me habría imaginado teniendo en un año de crisis.
El regreso fue peor de lo que imaginaba. En Estados Unidos en conjunto con los otros 5 becarios hacíamos lo que prefiero llamar 'Terapias de grupo' para prepararnos a nuestra vuelta a Venezuela, la verdad, uno no está nunca del todo preparado. Encontramos un país más destruido económicamente al regreso, nos costó adecuarnos nuevamente al cambio. Cuando entramos en razón, un plátano había tenido un incremento en el precio de 500%. La tensión política estaba en incremento, el contraste de venir de un país que estaba en plena campaña electoral y donde todo se llevaba democraticamente de la forma 'más normal' posible, a llegar a un país -mi país- en el que estaba a punto de cancelarse el Referendo -que en efecto así pasó- de cancelar elecciones regionales, y en el que la policía política persigue a los activistas de los partidos de oposición, y donde las expectativas reinan dejando de lado todo mínimo de seguridad y estabilidad política, ese si fue un verdadero choque.
No importa cuan 'shokeado' podría estar, tenía montones de tareas pendientes por realizar, guías de estudio pendientes por leer, y proyectos que terminar, mi mente necesitaba estar enfocada en esto. De Estados Unidos traje un proyecto que diseñamos 3 de los venezolanos y que debíamos llevar a cabo como equipo. El tiempo no jugó a mi favor, y mi planificación fue terrible. ¡Algo de que aprender!
El proyecto, que decidimos llamar SCITIS, me llenó finalmente de satisfacción, fue un tiempo de completo aprendizaje en grupo. Consumió mucho de mi tiempo, pero no me importó. Creo que cuando le das todo lo que puedes a un proyecto en el que crees, todo habrá valido la pena. Los problemas, frustraciones y discusiones también suelen formar parte de un proyecto cuando el equipo trabaja como grupo. La sinergia y la corresponsabilidad serán prácticas que intentaré incluir en proyectos futuros.
Algo inesperado me ocurrió durante mi estadía en Estados Unidos, recibí un correo que me indicaba que había quedado seleccionado para realizar en Venezuela un diplomado de liderazgo llamado LIDERA y cuyo lema es 'Construir redes por la Democracia'. Esto implicaba comprometer todos mis sábados por un año -hasta 2017- y como a mi me gustan los retos, acepté. En el poco tiempo he descubierto el por qué fue catalogado como el mejor programa de formación de liderazgo en Venezuela, la mejor educación en conjunto con las mejores instituciones y unidos por una misma meta: Venezuela.
En medio de conflictos políticos, a duras penas, mi carrera está finalizando el semestre. Después de mi estadía en el Norte he tenido que ponerme al día con todas mis materias, leer el contenido y tratar de entender en tiempo récord todas esas lecturas filosóficas de autores marxistas, neo-marxistas y postmodernistas que se vuelven en extremo lecturas pesadas.
Por los momentos, me toca darlo todo durante las próximas 2 semanas hasta que finalice la primera etapa del Diplomado y termine mi cuarto semestre. Hasta entonces me aguantaré las ganas de tomar mi mochila e irme, partir a algún lugar por unos días para seguir enamorándome de mi caótico país. Ya con algunos lugares en mente, pero aún indeciso sobre que playa o montaña ir para dejarlo todo, renovar y reiniciar.
Twitter -Instagram: @SoyLuisAlvarado
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