En abril de 1994 inició el proceso planificado de exterminio de la etnia Tutsi en Ruanda. En el período de tres meses 1 millón de almas fueron masacradas y desmembradas con machetes a lo largo y ancho de este país, esto equivale a la mitad de la población de Caracas. Dos tercios de la población de Ruanda fue desplazada, 2 millones de personas se refugiaron en países vecinos. Las mujeres y los niños fueron los principales objetivos del genocidio para evitar que otra generación de esta etnia volviese a emerger. El mundo observó desde lejos lo que ocurría y no hizo nada. Este es el hecho histórico que más verguenza genera en la comunidad internacional. ¿Cuanto odio es necesario para que esto ocurriera? Mucho. Este odio impulsado desde la prensa y fundamentado en divisiones coloniales y en rencores de la élite política fue el motor que movilizó el genocidio. En Ruanda, nadie entiende bien como sucedió, muchos aún hoy no pueden creer lo sucedido. Es un proceso social traumático que aún
Un país desarrollado lo
logra una sociedad más inclusiva, y una sociedad más inclusiva lo logramos si
trabajamos todos juntos, si somos capaces de respetar y aceptar al otro. El 25
de septiembre se llevó a cabo el foro #StopTransfobia organizado por Amnistía
Internacional, con la finalidad de reconocer la lucha del colectivo Trans y
reflejar las violaciones de Derechos a los que son sometidos quienes pertenecen
a dicho colectivo.
El reconocimiento de sus Derechos,
inherentes a toda persona, es un gran paso hacia una sociedad más inclusiva.
Para defender la causa de la comunidad LGBTI solo es necesario un poco de
humanidad para apoyar a aquellos cuyos derechos son vulnerados a diario.
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