Por primera vez en 25 años pareciera ser que mi país, Venezuela, tiene una oportunidad real de lograr un cambio de gobierno por la vía democrática del voto. Sin embargo, intento no emocionarme y mantener mi esperanza al mínimo. La desesperanza aprendida y la indefensa adquirida ya son parte de mi mecanismo de defensa para enfrentar la realidad de mi país. Hemos pasado demasiadas cosas en los últimos años. No quiero ilusionarme en vano. En mi país, tenemos una relación complicada con las elecciones. Conscientemente, unos días antes de las elecciones me abastecí de alimento, porque uno nunca sabe qué pueda ocurrir, y si algo ocurre lo mejor es que te agarre con alimento en casa. En Catia, el barrio donde vivo, se escucha “compren velas, por si acaso”. Todo parece estar normal, sin embargo, tengo una semana que no logro dormir más de 4 horas en la noche. La ansiedad toma mi cuerpo y trato de poner en práctica todas las herramientas que conozco para gestionarla. Un dolor de cabeza aparec
El
31 de enero se llevó a cabo en conmemoración del día del Internacionalista el
foro Big tech, Big Impact: Adaptándose al cambio con el objetivo de proyectar
el impacto de la cuarta revolución industrial en la industria y en el mercado
laboral.
La
discusión se orientó hacia la imperiosa necesidad de adaptabilidad de las
personas a los nuevos requerimientos dentro del mercado laboral en el contexto
de la cuarta revolución industrial.
El
panel estuvo conformado por Eduardo Valero Castro, profesor de la UCV; Danhalit
Zamalloa CEO de la startup venezolana en fintech Pago Flash; y Luis Alvarado
Bruzual, Director del Club Woodrow Wilson de Relaciones Internacionales.
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