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Simón dice: Recuerda

Cuando llegué a Caracas, desde mi pueblo original de residencia, en Septiembre de 2014, la Capital de Venezuela se encontraba recuperando de una jornada intensa de protestas que habían ocurrido a inicios de año. Para el momento en que llegué a Caracas reinaba una especie de normalidad, y posiciones encontradas sobre la justificación de las protestas. Para ese momento, algunos alimentos empezaron a escasear pero nadie imaginó lo que vendría luego.  Mi primera semana de clase en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela en Diciembre de ese año también fue un poco intensa. La universidad se preparaba para elecciones de representantes estudiantiles tanto a nivel federativo como a nivel de facultades y escuelas. Esa primera semana de clases, algunas clases se interrumpían cuando ingresaba algún candidato al salón con autorización del profesor de turno para darnos su discurso y motivar el voto a su favor. En el primer semestre de la carrera no entie

Reflexión Anual por Cumpleaños


Reflexionar sobre el último año es un buen ejercicio que me gusta practicar cada que cumplo años, lo práctico desde hace al menos 8 años y me permite ser más consciente de mis propios procesos personales. No recuerdo exactamente lo que deseé cuando cumplí mis 22 años, hace un año, pero estoy seguro que sea lo que sea que haya deseado se quedó corto con lo que he vivido y experimentado. 

Durante el último año viví procesos emocionales internos de sanación y estuve expuesto a experiencias externas físicas y emocionalmente exhaustivas, la enfermedad vino a mi familia para enseñarnos cuán unidos podemos ser ante esas circunstancias, una persona llegó a mi vida de una forma inesperada para mostrarme todo lo que soy capaz por amor y enseñarme que a veces perder el equilibrio por amor es parte de vivir una vida equilibrada y finalmente gané un proceso de deconstrucción personal que me permitió redefinir quién soy y volver a sentir una conexión con mi esencia.

Pasé de un proceso de perdón y reconciliación en el cual gané auto-confianza, a un proceso de apertura que me condujo a la necesidad de practicar el desapego y ahora mismo me encuentro en un proceso de trascendencia.

He aprendido en los últimos meses que el apego puede o no ser algo dañino, para saberlo es importante sensibilizarse a la energía de aquello a lo que te estás aferrando para ver si es una buena oportunidad de expandirte y crecer. No hay recompensa en aferrarse a algo que no expande ni a tu consciencia ni a tu alma, si es así hay que ser lo suficientemente fuerte para dejarlo ir. Aprendí también que ninguna relación se agota, porque todos somos eternos. La relación evoluciona, se transforma pero persiste. Y aprendí que la palabra amor no se conjuga con el verbo hacer, sino con el verbo ser; porque si eres amor todo lo que hagas será amor.

Los 23 años están llegando a mi vida en un momento de apertura, que comprende soltar, confiar y fluir. Ya no busco la estabilidad, porque en un mundo tan cambiante la estabilidad es una ilusión. En su lugar, busco la plenitud y la expansión, porque en medio del caos la plenitud se convierte en mi ancla y la expansión en mi propósito.

Un año se pasa rápido, pero en él pueden suceder muchas cosas. Si todo esto me pasó a mis 22 años, ya estoy ansioso y emocionado por vivir lo que este próximo año me espera ¡Ya son 23!

“Deja de actuar tan pequeño, eres el universo completo en movimiento de éxtasis”
- Rumi

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