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Carta a los políticos de mi país.

 



Hola, espero se encuentren muy bien.

Les escribe Luis Alvarado Bruzual, un joven venezolano nacido en Cariaco estado Sucre, criado en Zaraza, estado Guárico y actualmente residiendo en Caracas. No represento a nadie, escribo esta carta a título personal como ciudadano preocupado por lo que transcurre en mi país y la dirijo a los únicos que tienen el poder de tomar las decisiones que permitan que nuestro país se encauce hacía una vía diferente: ustedes, los políticos venezolanos.

En este momento, cuando el debate sobre la participación en las próximas elecciones parlamentarias ocupa gran parte de los medios, 7 millones de compatriotas viven en medio de necesidades humanitarias que atentan contra su dignidad como seres humanos y ponen en riesgo su propia existencia. Sus condiciones de subsistencia son tan extremas que posiblemente muchos de ellos no sobrevivan hasta el próximo 6-D, fecha para la cual se han planteado las elecciones.

No es mi intención con esta carta recriminarles nada, ese discurso de culpabilidad ya no tiene cabida en un país que agoniza en la espera de una respuesta urgente para la salida de una crisis profunda. Sin embargo, si es de mi intención hacerles llegar un par de solicitudes:

1.      Alineen sus debates y discursos a la verdadera realidad de los venezolanos. La crisis de representatividad se profundiza cada vez más y sin representación confiable ninguna decisión o acción que tomen será seguida por los venezolanos, y sin nosotros no se asegura la sostenibilidad en el largo plazo de ningún proceso, sea cual sea.  

Los venezolanos necesitamos volver a sentir que el futuro de nuestro país está en nuestras manos. La agenda de internacionalización del conflicto venezolano, que con éxito han conducido, ha dejado por fuera a un actor valioso para la sostenibilidad de cualquier proceso: a los mismos venezolanos. Necesitamos volver a sentir que nuestro futuro lo definimos nosotros y hacer creíble que nuestros intereses están primero en lo que respecta a la solución al conflicto en Venezuela.  

2.      Permitan una desescalada del lenguaje polarizante internamente y dense la oportunidad de un diálogo honesto y directo, entendiendo que el único fin de un diálogo es generar entendimiento mutuo, y que el mismo no se trata de unificar posiciones, llegar a acuerdos, de persuadir o de convencer a la otra parte.

Particularmente creo que hoy más que nunca es necesario dialogar en nuestro país, a todos los niveles y entre todos los sectores políticos, económicos y sociales. Sin embargo, puedo entender que dialogar después de tanta banalización y estigmatización de este natural proceso de las sociedades civilizadas haya cierto temor a los costos políticos que eso pueda acarrear. Aquellos que son recordados son quienes tomaron las decisiones difíciles en momentos en los que se necesitaban. También puedo entender que gran parte de los flujos de financiación son los que deciden las agendas públicas, y que hay decisiones de las cuáles ustedes solo son portavoces, más no partícipes.

Sin más que agregar, me despido deseando que el universo y los dioses en los que ustedes creen, si creen en algún Dios, puedan brindarles sabiduría y les traiga luz a su camino y a las decisiones que tomen, para que estas sean siempre de beneficio para Venezuela.

Con cariño,

Un ciudadano libre pensante, demócrata y creyente de la paz.

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