Cuando llegué a Caracas, desde mi pueblo original de residencia, en Septiembre de 2014, la Capital de Venezuela se encontraba recuperando de una jornada intensa de protestas que habían ocurrido a inicios de año. Para el momento en que llegué a Caracas reinaba una especie de normalidad, y posiciones encontradas sobre la justificación de las protestas. Para ese momento, algunos alimentos empezaron a escasear pero nadie imaginó lo que vendría luego. Mi primera semana de clase en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela en Diciembre de ese año también fue un poco intensa. La universidad se preparaba para elecciones de representantes estudiantiles tanto a nivel federativo como a nivel de facultades y escuelas. Esa primera semana de clases, algunas clases se interrumpían cuando ingresaba algún candidato al salón con autorización del profesor de turno para darnos su discurso y motivar el voto a su favor. En el primer semestre de la carrera no entie
Usualmente los activistas sociales estamos expuestos a entornos de trabajo adversos y trabajamos enfocados en desmontar problemas estructurales que terminan generando estrés y ansiedad. Desde el año 2019 me permití adoptar el enfoque de prácticas de autocuidado a mi vida, y promoverlo también en mi equipo de trabajo y en los beneficiarios del programas que dirijo.
Las prácticas de autocuidado son vitales para la sostenibilidad en el largo plazo de todo movimiento y/o organización emergente y desarrollada y de todo activista.
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