Me tomó 10 años reconocer que era sobreviviente de abuso sexual, otros 10 años trabajando conscientemente a través de distintas terapias, y 20 años me tomó poder hablarlo con mis padres.
Ya he llorado todas las lágrimas contenidas en mi linaje por todas las historias invisibilizadas y minimizadas, todos los que vivieron antes que yo también lloraron conmigo en ese momento en el que empezaba nuestro camino a la liberación y sanación.
Recibí todo el amor que mis antecesores habrían querido recibir y hoy me siento bien.
Cuento mi historia para honrar a todos los niños, niñas, adolescentes y jóvenes sobrevivientes de abuso, en cualquiera de sus formas, y para traer luz a todas las historias sin contar y a los traumas generacionales sin sanar.
No se cual puede ser la solución para hacer que esto pare, pero estoy seguro que el silencio no es una opción.
Ya he llorado todas las lágrimas contenidas en mi linaje por todas las historias invisibilizadas y minimizadas, todos los que vivieron antes que yo también lloraron conmigo en ese momento en el que empezaba nuestro camino a la liberación y sanación.
Recibí todo el amor que mis antecesores habrían querido recibir y hoy me siento bien.
Cuento mi historia para honrar a todos los niños, niñas, adolescentes y jóvenes sobrevivientes de abuso, en cualquiera de sus formas, y para traer luz a todas las historias sin contar y a los traumas generacionales sin sanar.
No se cual puede ser la solución para hacer que esto pare, pero estoy seguro que el silencio no es una opción.
- Luis Alvarado Bruzual
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