En 1990, el medio de comunicación ruandés pro-genocidio llamado Kangura publicó lo que se conoció como "Los Diez Mandamientos Hutu", y dichos mandamientos fueron como ley divina para un pueblo profundamente devoto de la fe. El desarrollo de la compasión es lo que nos caracteriza como seres humanos, y el octavo mandamiento llamaba a la cancelación de esta cualidad y emoción, lo que es igual a pedirle a seres humanos que dejen de ser humanos. En todo conflicto, es fácil sentirse identificado con las víctimas y sentir compasión por ellas. ¿Saben que es lo difícil? Identificarse con los perpetradores de los hechos y sentir compasión por ellos. Durante los primeros días en Ruanda mi mente inconscientemente intentaba identificar a las personas en la calle de acuerdo a su pertenencia a una etnia en específico. Me sentí muy culpable y avergonzado. Quería saber quienes eran víctimas y quienes podían haber sido potenciales victimarios. Cuando fui al Museo "Campaña contra el G
El
Saladillo es un sector popular de Maracaibo, símbolo regio de la zulianidad.
Sus calles y sus casas son una auténtica mezcla de sentimientos y tradiciones.
Unos colores vibrantes que se le mete a uno las venas y nunca se le sale del pensamiento.
Estas calles han sido fuente de inspiración para numerosos poetas y gaiteros.
Su
gente está muy conectada con la Virgen de la Chiquinquirá. Fue una de sus habitantes,
María Cárdenas, quien se encontró –mientras lavaba en el Lago- una tablita que
mostraba lo que parecía ser una imagen religiosa a la que no le tomó
importancia hasta que los milagros comenzaron a suceder y, fue así como en El
Saladillo comenzó la devoción hacia la Chinita.
Este
sector data del siglo XVIII y sus casas fueron construidas de tal manera que
aguantaran el inclemente sol que hace en estas tierras sin que sus propietarios
se achicharraran por el calor en el interior de estas. Construidas frente al
lago –en su costa occidental- con calles que conducen los vientos hasta el
interior de las casas que se enfría mientras transita por los zaguanes. Estas
casas cuentan con un jardín central con fuentes de agua que retienen el calor y
con muchas plantas verdes que refrescan el interior y llevan el frescor a las
habitaciones.
Los
colores tan llamativos de las fachadas de las casas son a causa de que cuando
este sector se consolidó las calles eran de tierra y, como las aceras son muy
estrechas las fachadas están casi directamente sobre la calle. Pintarlas de
blanco o colores claros era una completa molestia porque la tierra terminaba
dándole color a las paredes.
Anteriormente
El Saladillo eran muchas más calles de lo que son hoy. En 1970 El entonces
Presidente Rafael Caldera ordenó la demolición de muchas de estas casas con la
promesa de modernizar la infraestructura y la ampliación de las calles, pero
nada de eso llegó. La demolición se llevó construcciones importantes como la
casa de María Cárdenas y centros culturales.
Hoy
por hoy, cuando la mayoría de las personas han perdido –en parte- el interés por
lugares históricos y culturales, El Saladillo espera allí, silencioso,
esperando que se sigan cantando sus gaitas y se sigan escribiendo sus historias.
Mientras tanto, sus calles llenas de basura –como todo Maracaibo- a causa de la
inconsciencia colectiva que nos autodestruye.
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